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¿Dónde crees que he estado?
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Matando criminales.
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Estás loca.
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Un policía de Nueva York
vino a verme.
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¿No sería...? ¿Cómo diablos
se llama? Frank Ochoa.
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- Dijo que ya habló contigo.
- Me pidió que no matara criminales.
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Eso me dijo él.
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Sí, es cierto.
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- ¿Que matabas?
- ¡No! Que me pidió que no lo hiciera.
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¿Por qué te lo pediría
si no lo estabas haciendo?
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Cuando la policía descubre
a un asesino, ¿qué hace?
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Le arrestan.
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Me pareció un tipo raro.
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No sólo raro, está loco.
Así de sencillo.
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En una época,
tuvo cierta importancia.
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Le encargaron descubrir
al justiciero de NY.
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Salía en los periódicos, en la TV,
le hacían preguntas.
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La más importante, ésta:
"¿Quién es el justiciero?
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¿Le han encontrado?"
Pero, no.
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Yo sólo era uno más en la lista
de familiares de víctimas.
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Creo que les acusó a todos.
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Y se puso tan pesado,
que me fui de Nueva York.
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Pero no pienso irme
de Los Ángeles.
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No dejaré que se interponga
entre tú y yo.
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- Algo ha pasado.
- ¿Qué?
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Entre tú y yo.
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Cielos, no.
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- ¿Te quedas esta noche?
- Creí que nunca me lo pedirías.