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Me parece oler el aire de la mañana.
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Sr. Landahl,
¿no debiera haber escalones aquí?
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Podría alguien ayudar a bajar al
Sr Ekdahl.
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Se olvidaron de ponerlos hoy.
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Seamos breves.
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Durmiendo en mi jardín como
acostumbraba en las tardes
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tu tío acechaba en mi segura siesta
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Con zumo de beleño maldecido
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en la entrada de mi oído vierte
el tósigo leproso
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cuya eficacia enemistad tiene con
la sangre humana
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que rápido como azogue se introduce
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en las puertas del cuerpo
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y con vigor tan repentino,
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corta y cuaja la acuosa sangre:
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Tal hizo con la mía y de repente,
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cuál Lázaro cubierto de asquerosa
y hedionda costra,
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vi mi tersa carne.
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Fue así durmiendo, que por la mano de mi
hermano...
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de vida, cetro y reina fui
privado.
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Cortado en la flor de mi pecado,
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sin confesión, sin óleo, sin ayuda
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Mi cuenta sin hacer, mandado a juicio.