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...podía oler la carne quemada.
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Era una locura...
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...porque el olor era tan dulce...
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...tan familiar.
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Y me di cuenta que era mi
propia piel lo que se quemaba.
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No podría ni describir el dolor.
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Ya no sé qué aspecto tengo.
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Ya no sé si soy yo
bajo el vendaje...
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...o lo que un carnicero del ejército
cree que soy.
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Dios mío, no quiero una cara desfigurada
que inspire lástima.
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Quiero que bajo el vendaje esté Al.
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No una horrible máscara cosida.
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¡Mierda!
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¿ Qué tiene de bueno su jodido mundo?
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Nos quedaremos aquí
f uera de él.
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No tengo que quitarme los vendajes.
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He comprendido lo que haces.
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Tienes razón.
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Debemos escondernos
y no hablar con nadie.
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De vez en cuando...
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...volvernos locos...
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...darnos contra la pared...
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...y escupir.
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Y tirarles cosas,
¡como el lunático de enf rente!
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Eso es lo que podemos hacer.
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Eso es lo que podemos hacer.
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A veces eres tan gilipollas.
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¿Eres tú?
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¡Sí!
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¡Has hablado!
¡Eres tú de verdad!
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No me lo creo.
Di algo más.
1:49:57
No me lo creo.
¡Eres tú!