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- ¿Sra. Pole?
- ¿Sí, Sr. Emerson?
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¿Qué está usted tomando?
No es limonada, ¿verdad?
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Sí, es limonada.
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Tírela ahora mismo.
Le producirá acidez
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Es mala para el estómago.
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Le diré a la Signora
que te de...
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la primera habitación disponible
con vistas al sur.
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- ¿Por qué no para ti?
- No, no, insisto.
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Seguro que esta carne está hervida.
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No tiene sabor.
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Monteriano no solo es precioso,
sino que hay italianos honrados...
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con toda su sencillez y encanto.
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¿No fue allí donde vimos los acianos?
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Eran toda una alfombra.
Era precioso.
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El aciano es la flor más deliciosa,
¿No cree Srta. Lavish?
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Prefiero algo más atrevido...
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como la rosa temeraria
o el tulipán impetuoso.
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Tu madre se enfadaría
si me quedara con las vistas.
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Mi madre querría
que tú las tuvieses.
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De ningún modo.
La vista del Arno es tuya.
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No sé por qué discutimos.
No tenemos vistas.
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Yo tengo vistas.
Y también mi hijo.
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Este es mi hijo George.
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Si lo desean podríamos intercambiar
las habitaciones.
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Deberían tenerlas.
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Gracias.
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No queremos abusar
de su amabilidad.
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¿Por qué?
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- Bueno...
- Lucy.
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A las mujeres les gustan las vistas.
A los hombres no.
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Díselo, George.
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Deben quedárselas.
No hay más que decir.
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- Signora...
- No, no gracias.
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Podemos vaciarlas en media hora.
En 15 minutos.
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Tanta educación es ridícula.
Va contra el sentido común.