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pero quizás no estaban listos
para volver al mundo.
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Y luego seguí soñando hacia el futuro,
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hasta una mañana de Navidad en casa de
Arizona, cuando Nathan Hijo abría un regalo
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de una pareja bondadosa
que prefería permanecer anónima.
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Vi a Glen unos años después,
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siempre intentando sin éxito que
la policía creyera su cuento sobre Ed y yo.
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Quizás contó demasiados
chistes sobre polacos.
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No lo sé.
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Pero yo seguí soñando,
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más hacia el futuro de lo
que había soñado hasta ahora.
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Observando el desarrollo de
Nathan Hijo desde lejos,
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orgulloso de sus logros,
como si fuera nuestro,
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preguntándome si
se acordaba de nosotros,
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y con la esperanza de que quizás habíamos
ensanchado un poco sus horizontes,
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aún cuando no recordara
como se ensancharon.
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Pero aún no había soñado
nada sobre mi y Ed,
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hasta el final.
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Y esto era más borroso
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porque estaba a años de distancia.
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Pero vi una pareja de ancianos
visitados por sus hijos
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y todos sus nietos también.
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La pareja de ancianos no estaba confundida
y tampoco sus hijos ni sus nietos.
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Papá...
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Y no lo sé.
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Díganmelo ustedes.
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Todo este sueño