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Ve a buscar a los perros.
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Venga.
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Venga, hombre. Abre la boca.
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Aprende a apreciar la comida.
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Comparado con lo que sirves
en esa asquerosa cantina tuya
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esto es una cena de cinco tenedores.
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Tienes que aprender las normas.
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Tengo que comer y beber lo mejor
y eso resulta caro.
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¿Has oido hablar alguna vez
de pollo à la reine Marie
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u ostras con salsa Mornay
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o ancas de rana parisienne?
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Claro que no.
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¡Bajadle los pantalones!
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Vaya, vaya, vaya.
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¿Tu papá no te enseñó a limpiar el culete?
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¡Albert! Déjalo en paz.
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- Venga, vamos a comer.
- Oh, vamos a comer.
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Antes de comer, Georgina,
debemos darle agua y comida a los animales.
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¡Roy! Ésta es mi mujer, Georgina Spica.
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Un corazón de oro y un cuerpo a la altura.
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Yo soy Albert Spica y tengo un corazón de oro
y un montón de dinero a la altura.
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Y tú eres Roy. No tienes absolutamente nada,
salvo lo que me debes.
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Has sido humillado ante una dama,
has sido humillado ante nosotros.
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Seré lo más diligente que pueda.
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Tú, ve a buscarme agua caliente.
Y una toalla y jabón.
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Bien...
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Te he dado una buena cena
y ahora tendrás algo para beber.