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Aun así, tiene que abrir.
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Soy un viejo y estoy comiendo
tomates guisados de una lata.
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¿Oye mi hacha? Eso es mi hacha.
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No rompa la puerta. La necesito.
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- Pues ábrala.
- Está bien, espere.
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¿Tiene algo? ¿Cinco, diez dólares?
Lo tendrían en mejor estima.
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Eres Terry, el chico de Eddie Noonan.
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Dios, jugaba a las cartas con tu padre.
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Siempre me enseñaba fotos de ti.
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Señor.
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Si hubiese vivido para verte trabajando
para los Flannery, te habría pateado.
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Era un gran hombre.
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Cuando no estaba borracho
o fantaseando con una historia,
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me pegaba o meaba por la ventana
pensando que era el retrete.
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Si quiere dar una clase de historia,
cuente bien los hechos.
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Les diré que está comiendo
tomates guisados, ¿vale?
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Eres un gallito, pero,
¿te puedo decir algo?
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Los Flannery son serpientes negras,
se mueven en la oscuridad de la noche
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y siempre atacan a todos.
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No me preocupa.
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A ese McGuire tampoco le preocupaba,
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hasta que lo sacaron del Matty's Bar
como al cerdo de una rifa.
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Soy viejo, pero todavía veo bien.
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¿Vio cómo sacaban a Stevie?
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- Tan claro como esa nariz que tienes.
- ¿Quién lo sacó?
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- Ya sabes, tu gente.
- Fue un Flannery.