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se convierten...
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en dos mitades de la misma persona.
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Nada puede separarles.
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Ni siquiera la muerte.
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Así que estamos fundidos
el uno con el otro.
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O eso o que he pagado
un precio excesivo por ella.
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Tres, dos, uno.
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Hace un poco de calor aquí.
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Madre, ¿puedes abrir un poco
la ventana, por favor?
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Esto no es tan infrecuente
como pudiera pensar.
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Un colega en San Francisco...
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¿Puedo tomar un vaso de agua?
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Ha recuperado su lengua.
Maravilloso.
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- ¿Recuerdas tu nombre?
- Dele más tiempo.
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¿Recuerdas más de las personas
a que te referías?
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- ¿Todavía siguen vivas?
- Quiero mostrarle algo.
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Junio, 1949.
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Éste era Roman Strauss,
con su mujer, Margaret,
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y ésta era su casa.
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Un hombre apuesto, ¿no? En absoluto
alguien que mataría a su mujer.