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Bienvenidos a Nueva York, pecadores.
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La ciudad está llena de pecadores,
no necesitamos más,
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pero podréis salvaros
si seguís la palabra del Señor.
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¿La seguiréis? El Señor puede
salvaros. ¿Queréis que lo haga?
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¿Queréis? Elegid vuestro camino
hoy mismo, hermanos y hermanas.
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¿Me oís? Debéis elegir...
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¡Leo! Nos vemos en la esquina.
Gracias.
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Vídeo
Oferta especial
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Rebajas
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¡Taxi! ¡Taxi!
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- ¿Qué haces?
- Helen se ha mareado.
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Se va a casa.
No sé qué le ocurre.
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¿Quieres agua?
Nedda, trae un poco de agua.
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Te pondrás bien.
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- Estoy bien.
- Ya te diré cuándo lo estás.
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- ¿Qué ocurre?
- Me obliga a irme a casa.
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¿Dos veces en una semana?
Mareos, no me gusta.
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Es la medicación.
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- Nick, ha llegado el taxi.
- Bien.
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Aquí tienes diez dólares
para el taxi, acompáñala.
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- ¿Y cómo vuelvo?
- Coge el autobús.
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Te llamaré esta tarde.
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La de la mesa cinco no dejó
propina la semana pasada.
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Vale, gracias por decírmelo.
Le quemaré las tostadas.
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Ya le he dicho que no trabaje tanto,
pero me dice que está como un roble.
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A mí no me lo parece.
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Lleva diez años
sirviéndome la comida.
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No me extraña que esté enferma.