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- Sal de aquí.
- Te voy a enterrar, cabrón.
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Vale, mamá. No pasa nada.
No pasa nada.
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¡No sé qué le pasa a Gator!
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He rezado mucho por él.
Me va a dar un ataque al corazón.
1:35:16
- ¿Qué ha hecho ahora?
- Gator salió antes de que llegaras.
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- Nos pidió la tele en color.
- ¿Para qué?
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Para ver a los Mets,
y ver lanzar a Gooden.
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Le dije que no podía verlo aquí
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porque el buen doctor reverendo
le maldeciría si lo veía.
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- ¿ Y qué pasó?
- Se puso como loco.
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Desenchufó la tele,
la cogió y se la llevó.
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Dijo que la traería
después del partido.
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Mamá. Escucha.
1:35:48
Olvídate de la tele.
Y olvídate de Gator.
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- Va a acabar contigo.
- No digas tonterías.
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Bien sabe Dios que os eduqué
a los dos lo mejor que pude.
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Gator es tu hermano mayor,
nuestro primogénito.
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- Tu primogénito es un drogadicto.
- ¡No digas eso!
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- Es la verdad.
- ¡No! No es un drogadicto.
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No es culpa tuya
ni del doctor reverendo,
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ni tiene nada que ver
con el diablo.
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Búscalo y trae la televisión
antes de que venga tu padre.
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Mamá, por favor, hazme caso.
Olvídate de la tele, ¿vale?
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¡No quiero oír ni una palabra más!
Haz lo que digo.
1:36:28
Busca a tu hermano
y trae la tele del doctor reverendo.
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De acuerdo. De acuerdo.
1:36:43
Te quiero mucho.
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¡El Señor esté contigo
y te muestre el buen camino!
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Padre Nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.