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¡Taeko, bienvenida seas otra vez!
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Otra vez estoy en deuda contigo.
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Tía, es bueno verte así de bien.
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Bienvenida, Bienvenida.
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¿No estás cansada?
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No, en absoluto.
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Hice tu cama por si acaso...
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Estoy bien
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¡Mírame! ¡Estoy llena de energía!
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Realmente estás bien.
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Estas usando un uniforme de granja.
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Aunque esto es lo unico que
traigo preparado.
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Las mujeres de los grajeros
rara vez los usan.
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Pero Taeko, a tí te sienta muy bien.
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Eso es cierto.
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¡Taeko!
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Y de ese modo comenzó...
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mi segunda experiencia de esta vida de campo.
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¿Cómo puede un carmesí tan vivo
nacer en esta flor?
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Mi cuñada Kiyoko, una vez me conto
una triste historia acerca de eso.
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Hace mucho tiempo no existían
cosas como guantes de goma...
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y cuando las chicas cortaban
con sus manos descubiertas...
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se pinchaban con las espinas y sangraban.
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Entonces tomaban un color carmesí.
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Sentí como si el hostil sentimiento de esas niñas
que nunca tuvieron ese color en sus labios