:32:00
Descuida. Ya aprenderás
a hacerlo. Te ayudaré.
:32:03
Gracias.
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¿Siempre eres tan alegre?
:32:07
¿ Yo?
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Bueno, sí.
:32:10
No puedo evitarlo.
Siempre he sido así. Optimista.
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Cuando era niña, mi mamá decía:
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""Esa niña es un rayito de sol.
Será monja o aeromoza"".
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¿Café?
:32:24
¿ Y tú?
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¿En qué convento estabas?
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Estaba en el...
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convento...
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de las Hermanas
del Claro de Luna...en Reno.
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Ay, me encanta Reno.
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¿De veras?
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Pues te hubiésemos gustado.
Eramos una orden de pioneras.
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Jamás nos poníamos
un hábito tan apretado.
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Esto aprieta muchísimo.
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Es verdad que estos hábitos
ahorcan un poco.
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Basta de ñoñerías.
Cuánta vanidad.
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Un convento progresista.
¡Qué horror!
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A mí me gustaba
el mío en Vancouver.
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En el campo. No era moderno como
estos conventos de hoy en día.
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Sin electricidad. Con agua fría.
Descalzas. ¡Esas sí eran monjas!
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Suena maravilloso.
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Era un infierno. Me encantaba.
Esto es un ""Hilton"".
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Sor María Clarencia,
¿cuándo recibiste la llamada?
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¿Qué llamada?
:33:27
¡Ah, la vocación! No sabía
de qué llamada hablabas.
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Estaba en Reno
cuando recibí la llamada.
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No sabrás qué difícil es que te
llamen si no has estado en Reno.
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Nos ocupábamos de...
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toda clase de gente. Recién
casados, prostitutas, tahures.
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Qué satisfacción debe dar
trabajar con la gente.
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Y Reno debe estar
lleno de pecado.
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Es cierto.
Al lado de nosotros...
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vivía una prostituta
llamada Berta Berrinche--
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Sor María Clarencia,
¿podría hablar contigo?