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Solo podías comprarlos en Taipei.
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No existía ningún sitio donde
poder comprarlos en Taichung.
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Ella había ido expresamente a Taipei
a comprar varios cartones de Silasagi.
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Se quedó allí en la entrada, sacó
un paquete y encenció un cigarrillo.
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En aquellos días, ya
había encendedores.
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Por supuesto, no se llamaban
mecheros, como ahora.
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Parecía distinguida, allí
de pie y fumando.
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Yo comenté, "Mirad
esos cigarrillos de pájaros".
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"Me pregunto dónde puedes conseguir
esos cigarrillos de pájaros".
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Leitzu me miró.
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Yo la miré.
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Y dijo...
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"¿Quieres probar uno?"
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Yo dije, "Claro".
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Leitzu era una mujer
verdaderamente generosa.
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Arrojó un paquete entero...
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...sobre la pequeña mesa
de la entrada.
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La otra mujer había acabado
de comprar las entradas...
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...y entraron juntas.
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Rompí las entradas.
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Ella me echó otra mirada cuando
entraba, y yo la miré a ella.
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Ellas entraron.
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Le dije a mi colega...
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"Me pregunto de dónde
vienen esas dos..."
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Él dijo...
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..que deberíamos hacer que el tramoyista
las siguiese después de la ópera.
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No era mala idea.
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Y unos pocos minutos después,
comenzamos a representar nuestra ópera.
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Desde bastidores, miré a
hurtadillas al público...
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...para ver el precio de las entradas
que habían pagado.
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Le dije al tramoyista...
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"Hagamos un trato".
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"Cuando termine la ópera,
sigue a esas dos".
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"Comprueba si vienen del
número 24 o del 25".
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"Cuando vuelvas, te invitaré a comer".