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Toda la comida sabe igual.
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Se mezcla sin ningún sentido,
como los ríos que van a la mar.
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Ya no se valora nada.
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¿Qué más puedo decir?
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Bueno sí que, afortunadamente para
mí, puedo retirarme a tiempo.
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No tengo por qué desperdiciar el
resto de mi vida...
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en algo que ya no le interesa a nadie.
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¡Ah, Chien Chu!
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Debes convencer a tu padre
para que no abandone la cocina.
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¿Piensas retirarte?
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No creo que yo pueda influir.
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Oiga, Chu, ¿no será que
va a abrir Vd. un restaurante?
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Si es así, dígamelo.
Yo me iré con Vd.
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El Sr. Chu se preocupa mucho por
sus hijas, quizá en exceso.
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Sí, lo cual es lógico.
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Es difícil criar hijas estando solo.
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Está acostumbrado.
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¿Cuándo murió la Sra. Chu?
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Jia-Ning tenía cuatro años,
hace dieciséis.
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Los viudos no duran mucho.
¿Por qué no volvió a casarse?
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Quizá por sus hijas.
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Me parece una tontería.
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Luego las hijas se las llevan,
sólo se quedan las solteronas.
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Si es eso lo que piensas,
¿por qué no dejas de meterte conmigo?
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¡Y también con mi hermana!
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¿A ti qué te parece el Sr. Chu?
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¿En qué sentido?
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A mí me parece encantador.
Y un gran cocinero.
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No habla demasiado,
pero nos llevamos bien.