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¿No era Casio
el que dejó a mi esposa?
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¿Casio, señor?
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Mi amor, ¿estás de vuelta?
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Hablando estaba
con cierto pretendiente...
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...un desdichado
a quien tu enojo aflige.
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¿A quién aludes?
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A Casio, tu teniente.
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Dueño mío, si Casio
no te quiere...
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...de caras nada entiendo.
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Ser adorado.
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¡Piérdase mi alma
si no te quiero!
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Y cuando no te quiera...
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...en caos se convierta
el universo.
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-Mi noble general...
-Yago, ¿qué dices?
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¿Casio tuvo alguna noticia
de vuestros amores con la señora?
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Sí, del comienzo al fin.
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¿Por qué preguntas?
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Para satisfacción de mis recelos.
Por nada malo.
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Yago, ¿qué recelas?
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Pues no creía yo que la trataba.
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Pues sí.
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Medió más de una vez entre ambos.
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-¿De veras?
-De veras.
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Sí, de veras.
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¿Te choca acaso?
¿No es honrado?
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¿Honrado?
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Honrado, sí, honrado.
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Que yo sepa...
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-¿Qué piensas?
-¿Piensas?
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¡Piensas! Vive el cielo.
Repite como el eco mis palabras.
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Algo sospechas.
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Si me quieres,
no me ocultes lo que piensas.
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-Señor, sabéis que os quiero.
-Así lo creo.
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Y porque lo sé...