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¡No distinguirían ni un plano de París!
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Bebe.
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No tiene abogado, ¿Vas a defenderle tú?
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Estás de coña.
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Estás bromeando.
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Viene todos los días.
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Tienes que hablar con ella.
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Una mujer así...
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¿Y contarle el qué?
¿Que su hijo no tiene ninguna oportunidad?
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No pudiste convencer a De Sceve, ¿Eh?
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Usted pensará que no es asunto mío.
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Sí y no. Usted ya conoce mis hazañas.
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Yo conozco la valentía de mis muchachos
y conozco también la del enemigo.
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Erlane es un cobarde al 100%.
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¡Estoy convencido de ello! ¿Y?
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Libérelo.
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Es un enfermo entre los enfermos.
Así de sencillo.
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¿De manera que deserta al enemigo
y debo enviarle de vuelta con mamá?
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¡Pierde usted la paciencia demasiado pronto!
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- ¿Yo?
- ¡Claro!
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Los médicos dan exención a los más débiles.
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Usted debería dejar exentos a los más cobardes.
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¿Quién más podría hacerlo?
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Es usted quien ve cómo trabajan.
Pero usted no lo hizo.
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¡Erlane era un cobarde predecible!
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¡Usted es responsable!
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¡Cargárselo es simplemente asqueroso!
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¡No hay nada que hacer!
Es terco como una mula.
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El chico es de sangre azul.
Traicionó no sólo a su ejército, también a su alcurnia.
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- Ya está sentenciado.
- Todavía no.
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¿El capellán es abogado?
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Le haremos un cursillo para prepararle
en el lugar de los hechos.
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Entre la posta de De Sceve y la
colina 915.
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Quizás encontremos algo.
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No he perdido mi sentido de la orientación:
¡Aquí lo tenemos!