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La noche que estaba lloviendo...
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¡Y te hice una sombrilla
con un cojín!
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Fue una noche hermosa. Puse
el timón en mi hombro...
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hice un corto vals,
y cuando me detuve enfrente de ti...
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me besaste.
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Princesa, tu trasero
está libre al viento.
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Depende de la persona.
Mi papá era así.
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Él tenía la habilidad
de hacerme hacer cualquier cosa.
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Él me comprendía.
Sabía cómo tratar conmigo.
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Era como plastilina en sus manos.
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Yo siempre, siempre, siempre le dije que sí.
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Así que, todos estos tesoros
que escondes-
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¡Hay una forma de abrir
el cofre y hacerte siempre decir que si!
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Es más sencillo de lo que piensas.
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-Todo lo que necesitas es la llave correcta.
-¿Y dónde está exactamente?
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Solo Dios sabe.
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Se está despejando.
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Y Bien, decías que...
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La llave que te hace decir siempre sí
tiene que venir del cielo.
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Sí.
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Lo intentaré.
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Sí la virgen María tira la llave
acá abajo a mi-Uno nunca sabe.
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¡María, la llave!
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¿Es está?
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¿En realidad tienes que irte a casa?
¿Qué hay del helado de chocolate?
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-Vamos por él, ahora mismo.
-No, ahora no.
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-¿Entonces cuándo?
-no lo sé.
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¿Vamos a dejar que el cielo
decida eso también?
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No, deja a la Virgen en paz.
¡No la molestes por un helado!
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No, Es bastante importante.
No podemos decidir cuando ir.
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Tengo que preguntarle.
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María, envía a alguien para saber...
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¡cuánto tiene que pasar
para que vayamos por el helado!
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¡Siete minutos!
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-Ésta es mi casa.
-He pasado por aquí como mil veces.