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enloquecido por el veneno de
sus mortales heridas su carne se deshizo.
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corrió y corrió hasta llegar aquí,
acumulando maldiciones...
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... hasta finalmente convertirse
en un Tatarigami.
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- Mi querido Ashitaka-hiko...
- Sí.
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Muestra tu brazo derecho.
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Hii-sama
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Mi querido Ashitaka-hiko...
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...¿estás preparado para afrontar
tu destino?
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Sí. Lo estuve desde el momento en que
disparé mi flecha contra el Tatarigami.
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Esa herida llegará hasta el hueso...
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y probablemente te mate.
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Hii-sama, ¿no hay nada que podamos hacer?
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¡Ashitaka salvó nuestra aldea y
protegió a nuestras hijas!
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Sentarnos y aguardar su muerte...
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Nadie puede cambiar el destino.
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No obstante, el decidirá si esperar
o proceder por si mismo.
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Mirad.
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Esta es la cosa que había en
el cuerpo del jabalí.
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Esto fue lo que lo lastimó tanto.
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Esto destruyó sus huesos, le hizo pedazos sus
tripas, creándole sufrimiento y un dolor cruel.
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¿Cómo si no se habría convertido
el Jabalí en un Tatarigami?
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Algo siniestro ocurre
en las tierras del oeste.
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Yendo allí, a investigar sin
odio que nuble tus ojos,
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quizás descubras un método para
curar la maldición.
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Sí.
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Vencidos en la guerra contra el régimen de Yamato.
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llevamos escondidos en este
lugar más de 500 años...
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Ahora sabemos que el poder del rey Yamato se marchita...
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incluso los colmillos de los Shogun se rompen.
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Cierto, la línea de sangre de
nuestro clan también se debilita.
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Quizá sea imposible cambiar el destino...
ahora que el joven,
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destinado a ser nuestro líder,
haya de partir al oeste.