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Pero cuando hayan saboreado la miel
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no dejen que la avispa
les clave su aguijón.
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Nos aseguraremos de ello, señora.
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Ven, que por la fuerza disfrutaremos
de tu bien cuidada castidad.
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- Tienes rostro de mujer.
- ¡No quiero oírla! ¡Llévensela!
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- Dulces señores, ruéguenle que me
escuche. - Escucha, bella señora.
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Disfruta de sus lágrimas.
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Pero que tu corazón sea
tan duro como la roca con la lluvia.
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¿ Ahora das lecciones a tu madre?
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No le enseñes la crueldad
que ella te enseñó a ti.
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La leche con que te alimentó
se ha vuelto mármol.
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Pero no todos los hijos son iguales.
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Ruégale que muestre
la piedad de una mujer.
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¿ Acaso quieres que actúe
como un bastardo?
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Aunque tu corazón se niegue a la bondad
ten algo de piedad.
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No sé qué significa eso.
Llévensela.
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Por mi padre, que te dejó vivir cuando
hubiera podido matarte.
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Aunque tú no me hubieras ofendido,
por tu padre sería despiadada.
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Recuerden, hijos, cómo lloré
en vano para salvar a su hermano.
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Pero Andrónico fue implacable.
Hagan con ella lo que quieran.
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Cuanto más la ultrajen, mejor.
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¡Tamora!
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Sé una emperatriz generosa.
Mátame aquí con tus propias manos
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y arrójame en un horrible abismo
donde nadie pueda ver jamás mi cuerpo.
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Hazlo. Sé una asesina caritativa.