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Pero durante muchos, muchos años...
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al ver la tarjeta delante de mí...
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me la imaginaba diciendo:
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"Voy hacia el este".
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Sin embargo,
yo entendía que lo que decía era...
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que viajaba en dirección este.
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Así que me decía a mí misma:
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"Quizá vaya de regreso a Kippenheim.
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"Y eso podría ser bueno".
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Lo que no entendía
era Io de eI úItimo adiós.
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TRANSPORTE METROPOLITANO
DE LONDRES
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Siempre sentí
que tenía que estar muy agradecida...
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por haberme saIvado,
y porque esta gente me hubiera acogido...
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y que sería más feliz aquí.
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Pero los hechos son los hechos,
y allí no se estaba bien.
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EI tío BiIIy,
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que no era un hombre muy vaIiente,
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todas Ias noches...
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iba aI campo y nos IIevaba con éI.
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Íbamos para escapar de Ios bombardeos,
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hasta que un día, Ia gente que nos acogía,
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dormíamos todos juntos en una cabaña,
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dijeron que no querían niños aIemanes.
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Así que ya no voIvimos a ir aI campo.
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Un día sonaron las sirenas...
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y comenzó lo que luego se conoció como
el "Bombardeo de Coventry".
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Y cuando empezaron a caer bombas,
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nos quedamos con la madre de la tía Vera,
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que tenía una pensión.
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Las bombas no cesaron de caer...
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durante toda la noche...
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y Coventry se convirtió
en un lugar muy peligroso.
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Estábamos en una casa
que estaba siendo bombardeada.
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La pIanta de arriba se incendió
y todo eI mundo saIió corriendo.