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¡Y a pesar de todo, aún suspira,
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por aquella tumba de guerra
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en el África oriental!
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Pero el pálpito dialéctico
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de nuestra audaz pero válida tesis
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tiene un sólo interrogante:
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¿puede una mujer joven
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tras la odisea
de la viudedad repentina
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esperar la protección
de una nueva vida?
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¿Tiene derecho a anhelar y escribir
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un nuevo final
para su novela de amor?
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Señoría,
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los habitantes de Castelcuto
responden:
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¡Sí!
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¿Cusimano me dejará en paz ahora?
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Seguro,
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le han internado
en un psiquiátrico.
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porque quiere irse voluntario
al África oriental.
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No sabe que hace mucho tiempo
que perdimos África.
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Pero olvidemos a Cusimano
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y al aventurero Cadei.
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Pensemos en nosotros.
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Tenga, 150 liras.
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Es todo lo que me queda
de la pensión.
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¿Pero qué ha entendido?
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Mis honorarios,
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son de 500 liras.
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Que jamás le aceptaré.
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Nunca sabré cómo agradecérselo.
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Puedes agradecérmelo.
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Márchese, por favor.
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¿Adónde voy a ir?
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Llevo toda la vida esperándote,
deseándote.