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Pitonisa...
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Ya lo sé, Morfeo.
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Veo que estás lleno de dudas,
ofuscado por la incertidumbre.
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Después de todo lo sucedido,
¿cómo espera que crea en usted?
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No lo espero.
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Sólo espero lo que siempre he esperado:
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Que tú te decidas por cuenta propia.
Créeme o no.
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Lo único que te digo es que tu amigo
está en apuros y te necesita.
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Necesita la ayuda de todos nosotros.
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- ¿Tú eres de Matrix?
- Sí.
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No.
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- Digo, era.
- ¿Por qué te fuiste?
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- Me tuve que ir.
- Yo tuve que irme de mi casa.
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¡Sati! Ven acá, corazón.
Deja al pobre hombre en paz.
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Sí, papá.
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Disculpe. Tiene mucha curiosidad.
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- Yo lo conozco.
- Sí, del restaurante del Francés.
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Yo soy Rama-Kandra.
Ésta es mi esposa Kamala, mi hija Sati.
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Es un honor conocerlo.
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- Uds. Son programas.
- Ah, sí.
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Yo soy el director de sistemas
de operaciones de reciclaje.
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Mi esposa es diseñadora
de programas interactivos. Es muy creativa.
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¿Qué hace Ud. Aquí?
No tiene por qué estar aquí.
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Dios mío, disculpe.
Mi esposa puede ser muy directa.
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Está bien.
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No tengo una respuesta.
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- Ni siquiera sé dónde es "aquí".
- No estamos en ningún lado.
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Estamos entre su mundo y nuestro mundo.
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- ¿Quién es el Ferroviario?
- Un empleado del Francés.
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¿Por qué sabía que iba a decir eso?
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El Francés no olvida.
Ni tampoco perdona.
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- ¿Lo conoce?
- Sólo sé lo que necesito saber.
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Sé que si uno quiere llevar algo
de nuestro mundo al suyo...
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...algo que no es de su mundo,
uno debe acudir al Francés.