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Algún día yo estaré
en muros como estos.
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Prometeo,
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que robó el secreto del fuego
y se lo entregó al hombre.
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Eso enfureció tanto a Zeus
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que encadenó a Prometeo
a una roca en el Gran Cáucaso
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y, cada día,
su águila le arrancaba
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al pobre hombre
el hígado a picotazos.
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Cada noche
le volvía a crecer
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para que pudiera comérselo
al día siguiente.
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Miserable destino.
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¿Por qué?
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¿Quién puede saberlo?
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En fin...
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Edipo se arrancó los ojos
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cuando averiguó que había
matado a su padre
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y se había casado
con su madre.
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Lo averiguó demasiado tarde.
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Medea. Asesinó a sus dos hijos
para vengarse de Jasón
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cuando éste la dejó
por una esposa más joven.
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Mi madre jamás
me haría daño.
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No resulta nunca fácil escapar
a nuestra madre, Alejandro.
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Durante toda tu vida,
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ten cuidado con las mujeres.
Son más peligrosas que los hombres.
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Heracles.
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Incluso después de haber completado
sus Doce Tareas,
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fue castigado con la locura
y masacró a sus tres hijos.
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Pobre Heracles.
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El gran Heracles.
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Toda grandeza
proviene de una pérdida.
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Incluso a ti,
algún día los dioses
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te juzgarán con severidad.
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¿Algún día,
cuando sea rey como tú, padre?
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No tengas prisas, hijo.
Lo arriesgas todo.