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He acabado por creer
que el temor a la muerte
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es lo que empuja
a todos los hombres, Hefestión.
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Eso no lo aprendimos
en la escuela.
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Y es la causa
de todos nuestros infortunios.
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- Bien, poderoso Crátero...
- ¡Majestad!
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¿Estás preparado para mañana?
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Se ha hecho esperar demasiado.
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Los hombres están nerviosos
como potros.
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Bien.
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El miedo hace que los hombres
luchen mejor.
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Que tus centinelas ocupen
sus puestos y descansen bien.
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Soy conocido por dormir
con los ojos tan abiertos
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como el trasero de un bebé.
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Sólo porque podrían
robarle su botín.
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Después de mañana, hasta los más
ahorrativos seréis reyes.
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- Los dioses están de nuestra parte.
- Así es.
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Mancharemos el suelo
de sangre persa, mi rey.
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Yo siempre he creído,
Alejandro,
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pero esto parece superarnos.
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¿Dudó Patroclo de Aquiles
cuando lucharon codo con codo
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- en el sitio de Troya?
- Patroclo murió primero.
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Si eso te ocurriera a ti,
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si tú cayeras, Hefestión,
aunque Macedonia perdiera a su rey,
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yo te vengaría
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y te seguiría
a la Casa de la Muerte.
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Yo haría lo mismo.
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La víspera de una batalla es cuando
más difícil resulta estar solo.
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Tal vez...
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tal vez esto sea una despedida,
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mi Alejandro.
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No temas, Hefestión.
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Estamos en el principio.