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No lo puedo creer.
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Los conductores se pasan
la vida en los talleres.
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-¿Por qué en éste? -Para buscar los
neumáticos que le encargaron a Kruger.
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Es un milagro. No puedo perder
semejante caso.
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Si hay problemas, llama a la central
y diles que localicé el Mercedes.
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-¿Qué va a hacer?
-Luego de la observación, la acción.
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-El truco coreano.
-¿Qué?
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El truco coreano.
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Qué imbécil.
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¿Dónde cree que pondrán
los neumáticos nuevos?
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-¿Qué haces ahí?
-¿Mí? Dormir.
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Mi no tener casa, tener frío.
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¡Por favor! ¡No lastimar,
mí no robar, sólo dormir!
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Ya te encontraremos
una casa para dormir.
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¡Y hasta para comer,
con un poco de suerte!
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-¡Me duele!
-Hago lo que puedo.
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-¿Cómo era su nombre?
-Daniel.
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Ah, sí. Daniel.
Yo me llamo Emilien.
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-Será mejor que nos tuteemos.
-Sí, será mejor.
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Ahora que somos amigos,
lo que pasó en el basurero...
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Será mejor que quede
entre nosotros.
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Cuando me sueltes la mano,
¿podré irme a casa a dormir?
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No soy insomne ni coreano.
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Por supuesto.