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Un libro en tres volúmenes que
recoge todas las casas de fieras,
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y anfiteatros desde la antigüedad
hasta mediados del siglo XX.
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Nos cuenta por ejemplo, que en
tiempos de los césares romanos,
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el senador Craso ofrecía pendientes
de perlas a su morena favorita
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un pez carnívoro,
para el que mandó construir
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una piscina con mosaicos y que
en el año 80, el emperador Tito
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hizo que se devoraran entre sí
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para conmemorar
la inauguración del Coliseo.
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Observen bien la imagen siguiente.
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Es una imagen compuesta,
de las pocas del filme,
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realizada por los geniecillos
del laboratorio Éclair
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a partir de diversas imágenes
del pueblo y de las casas
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que había fotografiado
con mi cámara Mamiya 6x7
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en distintos lugares de Camboya
cuando buscábamos exteriores,
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y que se han combinado
con el plano digital de la carpa
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rodado en Kompong Chnang.
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Volvemos a Arpajon, en interiores.
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Ahora veremos una serie de planos
rodados con doble pase.
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Por un lado,
el tigre frente a su domador,
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y por otro el actor, que sustituye
al domador, para evitar riesgos.
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Para Vincent Scarito,
el actor que interpreta a Zerbino,
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ya era de por sí una hazaña sostener
un látigo con una mano
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y hacerlo restallar sin sacarse
un ojo y sostener con la otra
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el aro sin quemarse.
Por suerte, el animal se aparta.
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No parecía razonable
poner a ese homo sapiens pacífico
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en la misma jaula que una
imprevisible pantera tigresa.
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Pese a que Saladin, el personaje
que interpreta Moussa Maaskri,
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está paralizado por las fieras
de Thierry,
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Thierry le dobla en ese plano
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y no es Moussa quien aparece
en la escena con el tigre.
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Comprendemos a Moussa,
tiene toda la razón.
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Naturalmente,
todas las escenas violentas
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se hacen con dobles. Así,
el nudo corredizo está bloqueado
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a medio camino y los gritos
se añadieron en la sala de mezclas.
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Y los palos no golpeaban al tigre
sino a un saco de arena