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Hoy quiero hablarles
de una maravilla mayor...
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El alma del hombre.
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Mi análisis de esta alma,
la psiquis humana...
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me lleva a creer
que el hombre no es realmente uno...
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sino realmente dos.
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Uno lucha por alcanzar
las grandezas de la vida.
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Lo llamaremos su yo bueno.
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El otro busca una expresión de impulsos...
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que lo envuelve en una oscura
relación animal con la tierra.
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A éste podríamos llamarlo el yo malo.
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Los dos libran una batalla eterna
en la naturaleza del hombre...
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y, sin embargo, no pueden separarse.
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Y esa unión significa la represión del mal.
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El remordimiento del bien.
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Ahora bien, si estas dos partes
pudieran ser separadas...
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cuánto más libre
estaría el bien en nosotros.
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Qué alturas sería capaz de escalar.
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Y el denominado mal, una vez liberado...
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se realizaría en sí mismo
y ya no nos molestaría.
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Creo que no falta mucho tiempo...
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para que esta separación sea posible.
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En mis experimentos, descubrí...
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que ciertos químicos tienen el poder...
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No me digas, puede separarme en dos
como a una ameba.
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- ¡Diantre! Es maravilloso.
- Confieso que esto es demasiado para mí.
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¿Por qué no te quedas en casa
y mandas tu otro yo a la conferencia?
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¿Dividir a un ser humano en dos?
¡Es ridículo!
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Voy a tratar de analizar mi psiquis.
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- No esperaba que estuvieras de acuerdo.
- ¿De acuerdo? Hablas como un lunático.
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Pero espero que recuerdes...
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que tenemos una consulta
con la duquesa de Densmore.
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- No iré.
- ¿Qué?
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Dale a la duquesa mis saludos
y un poco de aceite de castor.
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La vi ayer. Está algo atacada, y me temo
que es más del espíritu que del cuerpo.
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- Iré a las guardias gratuitas.
- Amigo, sé razonable.
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Sabes cuánto insistió la duquesa
en que fueras.
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No puedes ignorarla
por los casos de caridad.
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¿No puedo?
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Lo que no se puede hacer
siempre me tienta.