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Longfellow Deeds. ¿Dónde vive?
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Ah, eso es lo que quieren saber.
Haber empezado por ahí.
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Estos no saben expresarse.
Les acompañaré.
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Hablando se entiende la gente.
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Caballeros, pasen, por favor.
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- ¿Está el Sr. Deeds?
- No.
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Está en el parque con lo de la tómbola
para el coche de bomberos.
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Mal, sabías
que estaba en el parque.
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Sí, pero querían saber dónde vivía.
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Si no me dicen qué quieren,
no leo el pensamiento.
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Pasen, por favor.
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- ¿Una taza de té?
- No, gracias.
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Siéntense. ¿Seguro que no quieren nada?
¿Ni una limonada?
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Es usted muy amable.
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- ¿Es usted pariente?
- No, soy su ama de llaves.
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Nos gustaría saber
cómo se gana la vida.
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Él y Jim Mason venden sebo,
pero eso no le da mucho dinero.
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- El dinero lo saca de la poesía.
- ¿Escribe poesía?
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Y tanto que sí. Longfellow es famoso.
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Escribe todos esos poemas
para postales,
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para Navidad, para Semana Santa
y para los cumpleaños.
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Siéntese, por favor.
Por este le dieron 25 dólares:
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"Cuando no sepas a dónde ir
y estés en un mar de dudas,
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no te quedes en medio de la corriente,
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pues bien sabes que el corazón
de tu madre grita:
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"Te espero, hijo mío, te espero"".
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¿No es bonito?
¿No expresa sentimientos hermosos?
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Pues sí.
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Aquí está.
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Dígaselo con tacto,
no sea que le de un shock.
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Llevan esperando un buen rato.
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- ¿Quiénes son?
- No lo sé.
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- ¿El Sr. Longfellow Deeds?
- Sí.
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¿Cómo está usted?
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Soy John Cedar, del bufete
Cedar, Cedar, Cedar y Budington.
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Cedar, Cedar, Cedar y Budington.
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El Sr. Budington
debe sentirse muy solo.