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Sr. Fischer
¿qué hace ese hombre aquí?
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¡Pero si es el Sr. Krouk!
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Van Meer no está muerto.
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Si acabo de leer...
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Dispararon a un doble,
al auténtico lo secuestraron.
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Hablé con él
en un molino de Ámsterdam.
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¿Y qué tiene que ver el Sr. Krouk?
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¿Te acuerdas de la descripción
del hombre del molino?
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¿Te refieres a aquel vagabundo?
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Es imposible, nosotros
conocemos al Sr. Krouk.
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Te repito que Krouk llevó a Van Meer
a Inglaterra en avión anoche.
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¿Está seguro?
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Por supuesto, yo estaba tan cerca
de Krouk como ahora de usted.
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Sería terrible que cometiéramos
un error por no dejar que...
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¡Déjenmelo a mi!
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Voy a ser poco hospitalario pero
debo pedirle que salga de esta casa.
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Haverstock me sugerirá
que le entregue a la policía.
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Parece que el Sr. Haverstock
es un busca-líos.
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Creía que nuestros agentes de
Ámsterdam se habían encargado de él.
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Eso creía yo.
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No lo entiendo.
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Que la Srta. Fischer estuviera con
él, a no ser que causara problemas.
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Hubiera sido mejor
confiarle nuestros secretos.
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¡No involucre a mi hija!
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Perdone.
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Es mala suerte que haya venido aquí,
nunca me preocupo de esas cosas.
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Gracias a usted.
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Alguien ha de encargarse
de los detalles sórdidos.
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Pero éste me afecta de cerca.
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Yo sólo soy un político,
y a los políticos normalmente
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no les corresponde eliminar
a sus huéspedes ¿no?
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¡Cállate!
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No, en su casa no, señor.
Pero tengo una idea...
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¿se acuerda de Rouli?
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Sí, el hombrecito que trabajaba
en los establos de Austria.
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Sí, creo recordar que estaba
presente cuando cayó por accidente
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desde aquel puente de Herver.
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Ahora está retirado.
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Vive en algún lugar
de Clapen, aquí en Londres.
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Si pudiésemos convencer
al Sr. Haverstock que le contratara
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como detective privado...
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¿para qué?