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Johnnie y yo estábamos discutiendo
seriamente sobre el tema...
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y tiene algunas ideas del tipo
de trabajo que querría hacer...
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e incluso algunas buenas ofertas.
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Hay un mensajero
del General McLaidlaw.
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-Que entre.
-Acaba de llegar, padre.
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Creo que sé lo que es,
y si es lo que creo que es...
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Johnnie, te va a encantar.
¡ Es maravilloso!
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Mi familia las tiene desde
antes de que naciera yo.
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Papá ha recibido muchas ofertas
pero nunca ha querido venderlas.
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-¿Cuántas más hay?
-Sólo estas dos, Sr.
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Nos ha mandado las dos.
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Johnnie, son los bienes
más preciados de papá.
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No me digas.
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Esta es nuestra
primera herencia...
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que pasará a nuestros hijos,
y luego a sus hijos.
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Sí, para eso sirven,
es verdad.
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Padre, eres tan bueno
que creo que lloraré.
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¿Qué ha sido eso?
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Me habéis hecho muy feliz.
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Y a Johnnie también.
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Un momento.
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Dile algo agradable,
estas sillas son de museo.
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Hola, general.
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Sí, pero, ¿no debería haberlas
mandado a un museo?
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Claro que nos ha emocionado.
¿A quién no?
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¿Qué? ¿Un trabajo?
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Sí, Lina y yo hablamos de que
tengo algunas ofertas excelentes.
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¿Que qué son?
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He recibido una carta de
mi primo, el Capitán Melbeck.
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Sí, es un tipo estupendo.
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Quiere a alguien que lleve sus
propiedades. Creo que aceptaré.
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Me alegro
de que le parezca bien.
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Sí, tenemos que vernos pronto.
Que se encargue Lina, ¿vale?
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Muy bien, adiós, Sr.