:40:01
Y a mí, nena. Hay que esperar.
:40:03
Muy bien, Walter. Pero
sufro viviendo sin ti.
:40:08
Es como un muro que nos separa.
:40:10
Me marcho. No dejo de
pensar en ti.
:40:19
Pasé una semana sin verla.
:40:23
Procuraba no pensar en ella
ni en nuestro plan.
:40:26
Quizá la providencia obró para
que se rompiera la pierna...
:40:29
...y yo pudiera escapar de
aquella trampa.
:40:33
Era el quince de julio.
Recordarás aquel día, Keyes.
:40:38
Viniste a verme sobre las
tres de la tarde.
:40:42
-Hola, Keyes.
-Vengo del despacho de Norton.
:40:44
Tengo las cifras de ventas.
Eres el primero, Walter.
:40:47
Dos veces seguidas. Felicidades.
:40:49
Gracias. Te invito a una copa.
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¿Y si te aumentamos
cincuenta dólares?
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-¿Acaso es un chiste?
-No, se lo comenté a Norton.
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Tengo la mesa llena de papeles
y estoy desquiciado.
:41:00
Me paso las noches sin dormir.
Necesito un ayudante, pensé en ti.
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¿En mí? ¿Y eso por qué?
:41:06
Se me ocurrió la bobada de
que puedes ser eficaz.
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-¡Qué bobada! Soy vendedor.
-Sí, ambulante.
:41:11
Agente ambulante.
:41:13
-Pero vales más que eso.
-Un agente tiene que valer mucho.
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Lo único que hacéis es llamar a
la puerta y repetir una retahíla.
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Cincuenta dólares te
parece poco, ¿no?
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-Quizá no.
-Mira, Walter...
:41:24
...te propongo un empleo
que requiere talento e integridad.
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Iniciativa. Lo más interesante
de la profesión.
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Un empleo burocrático. No
quiero atarme a una mesa.
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¿Burocrático? ¿No eres
capaz de ver nada más?
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Un sillón donde apoltronarte
de nueve a cinco.
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Un montón de papelotes.
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Cinco lápices afilados y
un cuaderno de notas.
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Quizá tú lo veas así,
pero yo no, Walter.
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Un inspector de reclamaciones
es como un cirujano.
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La mesa es donde operas. Los
lápices, escalpelos y bisturíes.
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Y los papelotes no son simples
formularios. Son algo más.
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¡Viven!
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Están llenos de dramas,
de retorcimientos, de engaños.