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Hay un desván bajo el tejado.
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Sus baúles y su vestuario están allí.
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Entonces también llevaremos todo esto
allí y lo entablaremos...
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para que no tengas que volver a verlo
ni pensar en ello.
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Ese piano iba con ella a todas partes
en sus días de gloria.
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Habrá que afinarlo.
Mira, algunas de sus partituras.
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La de Teodora, tal como la dejó.
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Las enviaremos arriba junto a lo demás.
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No, la música no.
Quizá me apetezca volver a estudiar.
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Me gustaría poder estudiar sus partituras.
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- ¿Por qué tocas eso?
- ¿Por qué no?
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Era su mejor canción.
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Siempre la usaba en el último bis
de sus conciertos.
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Era la favorita de todo el mundo.
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Una vieja carta.
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"Querida Srta. Alquist:
Le ruego vernos otra vez.
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"La he seguido hasta Londres."
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La escribieron dos días antes
de que la asesinaran.
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- ¿Dónde estaba?
- En la partitura. Se la dejaría dentro.
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La escribió un tal Sergis Bauer.
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¡Dámela!
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- Gregory, ¿qué ocurre?
- Lo siento,
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no pretendía ser tan violento.
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Es sólo que...
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¿Por qué te preocupa tanto esa carta?
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No es la carta.
La que me preocupa eres tú.
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Todo esto te recuerda a ella.
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Dijiste que habías perdido el miedo
y ahora todo lo que tocas aquí...
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te lo devuelve.
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Mientras tengas miedo,
no podremos ser felices.
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Debes olvidarte de ella.
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No, de ella no.
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Sólo de lo que le sucedió.
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¡Elizabeth! ¡Oiga! ¡Elizabeth!