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Por supuesto. Se mueve por impulsos.
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No se para a pensar si sigue...
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...el impulso correcto
o el equivocado.
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No sólo entiende de música,
también lee.
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¿Usted no?
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No he abierto un libro desde que
salí de la escuela. Son falsos.
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Igual que algunas personas.
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Pero las personas viven.
- Y los libros también.
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Cuando llegas a un punto que
no te gusta pasas la página.
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Pero inténtelo con
los demás o con la vida.
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Le diré algo sobre usted,
señorita Mills...
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...le teme a la vida...
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...por eso se esconde tras
los libros y la música.
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Debería respetar mi forma de
ser como yo respeto la suya.
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Pero yo vivo y usted no.
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Todas las cosas que usted desprecia
es lo que hacen la vida.
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¿Qué cosas?
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Pequeñas cosas, como una partida de
bolos, un baño a media noche...
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...un baile, un beso...
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...las alegres burbujas.
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Nunca habrá tomado una copa.
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Eso no significa nada.
- Por si solo no.
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Añada esas pequeñas cosas y verá
cómo la vida tiene otro sabor.
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Quizá el que tiene miedo
es usted, no yo.
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¿Eso cree?
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No sabe lo que quiere y
por eso está asustado.
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Por eso busca las pequeñas
satisfacciones.
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Razona usted muy bien,
señorita Mills.
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¿Para ser una chica
de una ciudad pequeña?
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Deben ser los libros.
- Serán.
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Si no me conociera tan bien
le pediría a usted algo.
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Probablemente diría que no.
- Probablemente.
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¿Para qué preguntar entonces?
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¿Por qué no me lo pregunta
de todos modos?
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¿Quiere cenar conmigo esta noche?
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No creo que pueda.
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¿Lo ve? Le asusta abandonar
su fortaleza.
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No, no es eso.
- ¿Su hermana?
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Claro que no.
- Entonces, ¿de qué tiene miedo?
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No tengo miedo.
¿Por qué habría de tenerlo?
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¿Por qué habría de tenerlo?
La recogeré a las siete.
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A las siete.