:05:01
- A eso precisamente me refiero.
- No lo sé.
:05:03
Preferiría morirme
a estar en compañía de uno de ellos.
:05:08
Srta. Pickett, yo soy un médico licenciado.
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Por esa razón
está abierta la puerta.
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Este hombre...
:05:21
¿Es el curandero, el taumaturgo?
:05:24
- ¿Éste es el Dr. Praetorius?
- Ése es él.
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Pero se veía más joven hace 15 años.
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- Igual que todos.
- Yo no.
:05:35
Ahora llegamos, Srta. Pickett,
a la cuestión más importante de todas.
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¿Qué puede decirme
sobre un hombre llamado Shunderson?
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¿Quién ha dicho?
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¿Aló?
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Soy Hoskins, profesor Elwell.
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Por si acaso lo había olvidado,
profesor Elwell...
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la clase lo está esperando.
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Sí, profesor. Por supuesto.
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No, no, para nada.
Es sólo que, bueno...
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el Dr. Praetorius
también lo está esperando.
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¿El Dr. Praetorius?
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¿Esperando a verme a mí? Vaya.
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Pues también tendrá que esperar.
Pero no demasiado, ¿eh, Srta. Pickett?
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- ¿Qué le ocurre?
- ¿Qué consigo yo con esto?
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Creí que el sargento Coonan
se lo había explicado.
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Dijo que quería información de mí,
pero también que iba a darme trabajo.
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- Exacto.
- ¿Qué clase de trabajo?
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En la sala de disección,
como una especie de encargada.
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Lo que quiero saber
es si el trabajo valdrá la pena.
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¿Valdrá la pena
en qué sentido, Srta. Pickett?
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- Hábleme de él.
- Yo no sabía mucho. Nadie lo sabía.