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Podría explicar lo que pasó,
pero nadie me creería.
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Te quiero. No hay nada
entre la Srta. Prentace y yo.
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Claro que lo niegas.
Pero conozco esa mirada que tiene.
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Esa mirada es por Jack.
ÉI también la tiene.
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¿El Sr. Kelman y la Srta. Prentace?
Sé que puedes hacerlo mejor.
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¡Debes de creer que soy idiota!
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- Escucha, Maile...
- ¡No me toques! ¡Márchate!
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- ¡Hombres! ¡Puedes quedártelos!
- ¡No los quiero! ¡Te quiero a ti!
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- Lonnie, tres Mai Tais.
- Sí, señor.
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- ¿ Qué estás haciendo aquí?
- Hola, hijo.
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Es hora de que resolváis las cosas.
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- ¿Resolvamos?
- Sentaos.
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Me has hecho venir
hasta aquí sólo para...
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- ¿ Qué haces aquí?
- Tenía un asunto que atender.
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Eso es un buen cambio.
¿ Qué clase de asunto?
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Papá, queríais que trabajase
para la compañía. ¿Aún es así?
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Sí. Tu madre y yo lo deseamos mucho.
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- ¿Jack?
- Nada me vendría mejor.
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Eso me deja con, ¿ qué quiero yo?
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Quiero independencia,
la oportunidad de apañármelas solo,
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algo que parece ser imposible
si trabajo para tu compañía.
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Sé cómo hacer ambas cosas. Trabajar
para la compañía y para Chad Gates.
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- ¿ Cuántos vendedores tienes?
- 317.
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- ¿Desperdigados por los EE. UU.?
- Y por Canadá.
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Cada año tenéis una reunión
anual de ventas en Atlanta.
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¿Has pensado lo mucho
que disfrutarían un viaje a Hawai?
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Los traemos aquí, les enseñamos cómo
funciona todo, toman un poco el sol
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y cuando vuelvan, venderán
como jamás lo hayan hecho.
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- Creo que es una buena idea.
- Y viajes incentivos.