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El ronin que entró a la
mansión Sengoku fue sincero.
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Su intención era morir.
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Pero conmovidos por su sinceridad...
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...el Clan lo empleó cómo
guardia del cuarto posterior.
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No se equivocaron.
Ellos hicieron lo justo.
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Son los demás que le imitaron,
quienes nos avergüenzan.
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Lejos de querer morir, ellos solamente
buscan ayuda material.
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¡No son más qué
vulgares extorsionistas!
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Sin embargo, no podemos permitirle...
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...morir en nuestra puerta.
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Ofrézcale una limosna para que siga su
camino cómo hacen los demás Clanes.
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No, ¡eso nunca!
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Dele monedas a uno...
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...y otros acudirán enseguida
a nuestra puerta.
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Vendrán en fila como hormigas detrás
de un montón de azúcar.
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A causa del fin de la guerra civil,
Edo está lleno de ronin...
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...¡que corren tras la comida como animales!
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La casa de Iyi está infravalorada.
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Su reputación por su
firmeza y su carácter moral...
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...le bastaba para mantener alejados a los ronin.
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¿Pero ahora?
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Incluso el orgullo en las artes marciales,
es cosa del pasado, barrido por años de vida pacífica.
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Esos serían los rumores
que circularían por todo Edo.
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Su Señoría está ausente...
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...y tales rumores dañinos
se divulgarán durante su ausencia.