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...como nunca antes habíamos experimentado.
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Sin embargo, esos días tan felices no
estaban destinados a continuar por siempre.
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Un día Miho vomito sangre y enfermó.
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Siempre había sido una chica
delicada y trabajaba demasiado.
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Su frágil cuerpo había trabajado en exceso
con demasiada frecuencia. No pude ayudar con nada.
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Motome lo intentó todo.
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¡Pobre muchacho!
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ZONA DE EMPLEO DE LA CIUDAD
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¡Cincuenta hombres, cuarenta yens!
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¡Oye, samurai!
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¡Apártate! Los aldeanos necesitan trabajar.