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Entonces, el Baron Innstetten.
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Apenas tenía 20 años, cuando estaba
con los Rathenauer
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y frecuentaba las propiedades de la
zona.
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Su favorita era la del abuelo Belling
en Schwantikow.
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Por supuesto que no venía
precisamente por el abuelo.
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Cuando lo cuenta mamá,
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se deja adivinar,
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por quién venía en realidad.
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Creo que era recíproco.
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¿Y qué pasó después?
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Después pasó lo que tenía que pasar.
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Lo que pasa siempre.
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Él era muy joven,
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y cuando se presentó papá,
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que ya era infante de caballería
y ya poseía Hohen-Cremmen,
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no se lo pensó dos veces, y se
convirtió en la Sra. De Briest.
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¿Y qué fue de Innstetten?
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No se suicidó, o no lo estarías
esperando.
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Se despidió y comenzó a estudiar
derecho.
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La Sra. Von Briest, que aunque en
ocasiones
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podía ser poco convencional,
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retuvo a Effi, que ya salía precipitada.
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Y miró a esa criatura joven y
encantadora,
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que, sofocada por el juego,
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le ofrecía una imagen llena de vida,
y le dijo:
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"Al final, lo mejor es que sigas siendo
así.
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No cambies.
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Estás bellísima ahora.
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Tan despreocupada y desaliñada.
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Es lo que cuenta en este momento.
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Porque debo decirte, mi dulce Effi... "
Y cogió a su hija de la mano,
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"Debo decirte... "
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"Pero mamá, ¿qué pasa? Me estás
asustando. "
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"Debo decirte, Effi, que el Barón
Innstetten
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ha pedido tu mano. "
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"¿Mi mano, en serio?"
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"Con estos asuntos no se bromea.
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Le viste anteayer, y creo que a ti
también te ha gustado.
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Claro que es mayor que tú, pero es