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un hombre con carácter, posición
y buenas costumbres.
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Y si no dices que no, cosa que no
espero porque eres lista,
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estarás a los veinte años donde otras
están con cuarenta.
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Superarás a tu mamá con creces. "
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Effi, ven.
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La posesión de cosas cotidianas no le
importaba mucho a Effi.
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Pero cuando fue con su madre de un
lado a otro,
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entrando en las mejores tiendas del
lugar
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para realizar todo tipo de compras
para su viaje de novios a Italia,
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floreció su verdadero carácter.
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Sólo le gustaba lo más elegante
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y si no podía tener lo mejor,
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renunciaba a la segunda mejor
opción, porque no le llenaba.
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Sí, ella podía renunciar. Mamá tenía
razón.
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Detrás de ese poder renunciar, había
algo de modestia.
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Pero si se trataba de verdad de
poseer algo,
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aquello tenía que ser algo muy
especial.
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En eso era muy exigente.
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Dime, tesoro, qué más deseas.
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- Nada, mamá.
- ¿De verdad?
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Nada, en serio.