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¿Sa... sabes cómo se llama la canción que
oímos en la radio mientras hacíamos el amor?
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No.
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"Si hubiera sabido que venías, habría horneado un pastel."
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-¿Y qué con eso?
-Que esa podría ser nuestra canción.
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-¿Lo es?
-No.
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Quiero decir que, a otros les habría tocado:
"Sé mi amor" o "Alguna tarde encantada."
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En cambio a mí me tocó: "Si hubiera sabido
que venías, habría horneado un pastel."
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¿Qué sucede?
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En verdad quiero tomar un baño ahora.
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Oh, lo sien...
Oh, ya veo. Lo siento.
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Está bien.
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Sí. De acuerdo. Oh, claro.
Estaré... esperaré afuera...
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¡Oh, estupendo!
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-Estamos metidos en un gran problema, Doris.
-¿Qué?
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En verdad creo que estoy enamorado de ti.
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-¿Quieres saber qué tan afortunado soy?
-Sí.
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¡Estoy felizmente casado!
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¿Eres Judío?
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No.
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-¿Entonces por qué te sientes tan culpable?
-¿Tú no te sientes culpable?
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¿Bromeas? La mitad de mis compañeras
de la secundaria se han hecho monjas.
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Y supongo que los Católicos tienen
reglas para esta clase de cosas.
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Oh, es cierto, tenemos reglas para todo.
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Eso es lo bueno de ser Católico,
siempre sabes qué actitud adoptar.
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Te lo tengo que decir, Doris, siento
como si mis muñecas se fueran a quebrar.
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-¿Eres Italiano?
-¿Por qué relacionas todo con las nacionalidades?
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Por nada. Es que eres tan emotivo.