:24:02
Quizás las acciones legales y
policiales sean inevitables.
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Lo dudo, querido Edvard.
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Preferirá cagarse en sus pantalones
que sufrir la desgracia
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de ver a sus parroquianos rumorar.
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Podrá tener la moralidad y la ley
de tu lado,
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pero tenga en cuenta que yo estoy
en la liga de la inmoralidad,
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y aún cuando gane en la corte,
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los que estamos del lado de la
inmoralidad
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habremos esparcido rumores muy
convincentes sobre tu persona,
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sobre su vida, su casa,
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su hermana, sus sirvientes,
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su salud, sus excesos sexuales,
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su estúpido pelo, su hipocresía,
su hipocóndria,
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y su falta de decencia, y estará
obligado a predicar por siempre
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a hugonotes, bárbaros y esquimales!
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No digo esto para asustarte, querido
amigo.
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Sólo quiero poner las cartas sobre
la mesa.
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Así que déjame ver que escuchas
razones.
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Si es que tienes alguna.
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Tus viejas bufonerías son
divertidas.
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Estaría obligado a reír si su
balbuceo no contuviera
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una amenaza real.
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Déjeme decirle algo,
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querido obispo,
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algo que quizás no entienda.
:25:23
No puedo ver a través de usted.
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¡Es un pelmazo de proporciones
monumentales!
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¡Calla, Gustav Adolf!
¡Piensa en tu presión sanguínea!
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Discúlpeme, querido Edvard.
:25:37
Aún cuando tengamos diferentes puntos
de vista en este conflicto,
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debemos comportarnos como ciudadanos
civilizados.
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Me deslindo por completo de las
opiniones de Gustav
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y le aseguro que él no representa
más que a sí mismo.
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No es la opinión de toda la familia.