A Fine Mess
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¿Cuánto pueden costar dos puertas?
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- Aquí tiene.
- Gracias.

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¿Y te cambió este Cadillac
por esa camioneta penosa?

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- No exactamente.
- Ya decía yo.

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¿La camioneta y cuánto más?
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Veinte dólares para gasolina.
:52:23
Te han timado, PhiI.
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- ¿Por qué?
- No lo sé, pero conozco a Spence.

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Y créeme, te ha engañado.
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- Para maquillarse.
- Qué bien huele.

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- Me encanta este olor.
- Olor a coche nuevo.

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- ¿Este coche es suyo?
- Sí.

:52:50
- Sí.
- Cállese.

:52:52
- ¡Sí!
- Un momento.

:52:53
- ¿Dónde lo ha conseguido?
- Sí.

:52:55
- Cállese.
- Sí.

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¡Basta! De uno en uno.
Y yo haré las preguntas.

:53:00
- Perdone, oficiaI.
- ¿Este coche es suyo?

:53:02
- Sí.
- Claro que sí.

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¡Te lo he advertido!
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Dame esa lengua.
Te la voy a arrancar...

:53:10
...la voy a freír, la voy a convertir
en una fusta...

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...y se la voy a vender a un jinete
que conozco.

:53:23
- ¿Diga?
- ¿Señorita Pazzo?

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- Al habla.
- Hola. Soy Spence Holden.

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¿Le parece que le entreguemos
eI piano mañana las 9:00 am?

:53:33
Sí, es buena hora.
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Le diré a Covington, eI criado,
que les espere.

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- ¿No estará usted?
- ¿Por qué?

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Esperaba verla otra vez.
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- ¿Señorita Pazzo?
- Me llamo Claudia.

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¿He dicho algo que le haya
molestado, Claudia?

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- ¿Dónde está?
- En casa.

:53:55
¿Y dónde está su amigo
de la voz aguda?

:53:58
- Está fuera.
- Voy para allá.


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