Mujeres al borde de un ataque de nervios
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- ¿Has estado trabajando afuera?
- No te lo podía contar por teléfono.

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¡EI teléfono!
¡Acabo de romperlo!

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¡Dios mío!
¡Tengo que llamar a Reparaciones!

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Pero, Pepa, ¿me puedo quedar aquí?
:33:12
¡Estoy metida
en un lío muy grande, Pepa!

:33:14
Ahora me lo cuentas, empieza a preparar
el café. Qué pesada estás hoy, ¿no?

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¿Sí?
:33:20
¡No me digas pesada!
Estoy muy sensible.

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Por Dios.
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Esto parece cosa de terrorismo.
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Ah, el teléfono--
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Pero si esto no es normal.
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¡La policía! Estoy perdida.
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Buenos días.
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Abra. Sabemos que está ahí.
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- ¿Qué querían?
- Veníamos a ver el piso.

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- ¿Para qué?
- Para alquilarlo. ¿Para qué va a ser?

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Nos mandan de la agencia "Urbis".
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En ese caso...
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Pasen. Yo no vivo aquí.
La dueña bajó hace un momento.

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- Carlos.
- ¿Sí, mi amor?

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Esto no me gusta.
Está muy alto.

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¿Qué esperabas, cariño?
Es un apartamento de azotea.

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- Debe costar un ojo de la cara.
- Carísimo. Carísimo.

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Es un sitio maravilloso.
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Yo lo que quiero es una casa
y esto no es una casa casa.

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La muchacha tiene razón.
:34:41
No me dé la razón
y deje de llamarme "muchacha".

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Carlos.
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¿Sí, cariño?
:34:51
¿Y esto qué?
¿También te parece maravilloso?

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Carajo.
:34:58
Ay, la Pepa, cómo es.

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