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Después de lo que ha pasado,
lo quiero más todavía.
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No sólo lo quiero,
también lo respeto.
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Lo admiro.
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Rose, tengo que pedirte un favor...
- Los hombres no suelen ser así.
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Aprovechan todas las oportunidades
que se les presentan, como monos.
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Y después que lo han hecho,
te dicen que eres una mala mujer.
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Ya que estamos aquí acostados y yo
ya te he estado tocando los senos...
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¡Buddy, qué cosas dices!
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¿Cómo se te ocurren esas cosas?
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Soy curioso, Rose, soy muy curioso.
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Qué mala suerte.
La curiosidad mató al gato.
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Sí, pero satisfacer la curiosidad
lo resucitó. ¿Puedo?
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¡No! Deberías avergonzarte
de pedirme semejante cosa, a tu edad.
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¿Puedo tocártela un poquitito?
Para ver cómo es.
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No, no puedes, Buddy.
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Pero me da curiosidad.
¿Puedo tocártela un segundito?
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¿Somos amigos, o no?
¿No te gusto para nada?
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Yo te quiero mucho.
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De hecho, te amo.
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Eres muy tierno,
pero no me amas de veras. - Que sí.
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¿Te gusto, aunque sea un poquito?
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Claro, Buddy.
Pero no eres más que un niño.
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Tengo trece años
y mi curiosidad es algo natural.
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Es la naturaleza, Rose.
¿Qué tiene de malo la naturaleza?
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Querido... ¿Qué te pasa?
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Es ese...