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Desde que la dejó
el imbécil de su novio...
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no ha vuelto a mirar
a ningún otro hombre.
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¡Y tú lo sabes!
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¡Oye! Quizá ya haya encontrado
al novio ideal:
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A Jesús.
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¡No seas irreverente
con su religión!
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Cuando pienso que llevo
más de 30 años aguantándote...
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Deberías dar gracias
por tener a alguien...
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capaz de decirte de vez
en cuando algunas verdades...
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A mi hija Chien
es a la que no puedo soportar.
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- Ésa me saca de quicio.
- ¡Qué dices!
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Esa chica tiene cosas tuyas
y de su madre.
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La mitad de cada uno.
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En mi opinión,
tu hija Chien ha salido...
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voluntariosa y testaruda
como su madre...
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y orgullosa y con un genio
cagado como tú.
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Créeme,
la conozco mejor que tú.
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No entiendo a ninguna de las tres,
ni quiero entenderlas.
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¡Que se hagan mayores
y que se larguen!
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Es lo mismo que cocinar.
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Cuando está todo listo,
ya se te ha pasado el apetito.
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Por lo menos, a la gente
le gusta mucho tu cocina.
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Es posible...
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pero sin ti
no serviría ni para eso
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Estoy perdiendo el paladar.
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Juzgo cómo están los platos
por tu expresión.
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¡Bobadas!
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Sigues siendo el mejor chef
de Taipei.
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No hay nadie que te supere
ni lo habrá nunca.
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Eres como aquel gran compositor,
¿cómo se llamaba?
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- Beethoven.
- Sí, ése, Beethoven.
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Mira, la buena música no depende
del oído...
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ni la buena comida
depende del paladar.
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Ni el buen sexo depende...
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- El sexo es algo sencillo...
- Estás como una cuba.
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Comer, beber, amar...
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Sexo y comida,
instintos primarios.
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Estoy harto de depender
siempre de ellos.
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¿Acaso no hay nada más?
¿Eso es todo lo que te ofrece la vida?
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Seguimos vivos y cocinando,
algo es algo ¿no?
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Por cierto,
¿qué me cuentas de tus recetas?