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Muy gracioso.
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Pues Karen nos ha hablado
mucho de ustedes.
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¿Sí?
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- Sí, mucho.
- Gracias.
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¿No tienes un hermano
menor?
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Ah sí, Jimbo.
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¡Oye, Jimbo!
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Anda por ahí.
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Mi hijo Jimmy.
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Hola.
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Bill dijo que estabas
en la escuela.
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¿En la escuela?
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No exactamente.
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En verdad estuvo
un tiempo en la cárcel.
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- ¿En la cárcel?
- Leí mucho allí.
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Quizá se refería a eso.
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Mamá, son cosas que ocurren.
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- No es culpa de Bill.
- No, no.
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Así que... ¿todos ustedes
son mejicanos?
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- Sí.
- Mi padre llegó a pie.
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Desde Michoacan, en 1926.
Tenía 18 años.
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- ¿De veras?
- Sí.
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Tardé un año en llegar.
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Saben... Esperen, esperen.
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En el desierto de Sonora
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me atacaron unos bandidos.
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Se abalanzaron...
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Yo nunca he estado
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en Méjico. Siempre he vivido
en Los Angeles, como ustedes.
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Pero ya tenía familia aquí.
¿Tu tío abuelo, recuerdas?
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Que nació aquí
cuando esto era Méjico.
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- Sería hace mucho tiempo.
- Sí, mucho.
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No tanto. Paco y yo
le recordamos.
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El Californio.
Le enterraron atrás.
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¿En el patio?
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Dejó dicho que quería
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que le enterrasen ahí.
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¡Eso sólo son cuentos!
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No hay nadie enterrado
en el patio.
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¿Verdad que no, papá?
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Sí, Sí... Es algo que contamos
en la familia.
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¡Carlitos, llévate eso!
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Disculpen.
¿Quieren unos taquitos?