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Y mi teniente...
:42:05
...creo que no dudaréis
de mi afecto hacia vos.
:42:10
Tengo pruebas de tu amor.
:42:12
Yo os diré lo que tenéis que hacer.
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La mujer de nuestro general
es hoy la que manda.
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Descubridle francamente
vuestro pecho a Desdémona.
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Importunadla, ella os restituirá
a vuestro empleo.
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Rogadle que entablille este miembro
fracturado...
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...entre vos y su esposo.
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Y apostaré mi fortuna
contra cualquier chuchería...
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...a que este rompimiento servirá para
estrechar vuestra amistad con el moro.
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Tu consejo es saludable.
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Y tan sincero y honrado
como es mi amistad hacia vos.
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Lo creo así.
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Buenas noches, mi teniente.
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Tengo que acudir a la guardia.
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Buenas noches, honrado Yago.
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¿Y quién podrá decir
que soy bellaco?
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Honrado y franco es el consejo mío.
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Le digo lo que siento, y en efecto,
ése es el modo de ablandar al moro.
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Desdémona le tiene de tal suerte
encadenada el alma con su amor...
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...que puede llevarle adonde quiera
y le maneja a su antojo.
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Su capricho es hoy
el dios que manda en su flaqueza.
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¿Cómo he de ser bellaco
si aconsejo a Casio...
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...la conducta que más pronto
le ha de llevar a su dicha?
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¡Diabólica deidad!
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Cuando el demonio quiere lograr
sus fines, empieza seduciendo...
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...el alma con gracia celestial
cual yo hago ahora.
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Pues mientras este majadero
procure de Desdémona el apoyo...
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...y ella suplique al moro
en favor suyo...
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...destilaré en su oído mi ponzoña:
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Le diré que Desdémona se afana en
que vuelva Casio para saciar su deseo.
:43:59
Y cuanto más se esfuerce
por servirle...