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Sí, ¿por qué?.
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A Harville le traería cualquier cosa si me lo pidiera.
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Y éste es el hombre que se hizo
famoso en La Marina por afirmar
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que jamás llevaría una mujer a bordo.
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-¿Jamás?.
-Salvo para un baile, claro.
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No es por falta de cortesía hacia
las mujeres, Sra. Musgrove.
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Al contrario.
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Es imposible conseguir que un barco
sea lo bastante cómodo para una dama.
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¿Por qué, Frederick?. Yo he vivido en cinco.
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Pero Sophy, vivías con tu marido y
eras la única mujer a bordo.
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Odio oírte hablar de las mujeres como si todas
fuéramos damas refinadas, en vez de seres racionales.
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Ninguna de nosotras quiere vivir
en aguas tranquilas toda la vida.
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Cuando tenga mujer, Sophy, la
historia será muy diferente.
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Cuando esté casado, si tenemos la suerte
de vivir, para ver otra guerra,
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le veremos agradecido con cualquiera
que le traiga a su mujer.
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¡No, por favor, no empecemos!. Cuando la
gente casada empieza a atacarme diciendo:
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"Cambiarás de opinión cuando estés casado"
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sólo me queda contestar que no lo
haré y vuelven a decir:
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"Sí lo harás. Y doy por terminada la conversación".
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Sra. Musgrove.
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Usted debe haber viajado mucho, señora.
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Bueno, he atravesado el Atlántico cuatro veces,
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he ido una vez a las Indias orientales,
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y a distintos sitios cerca de casa, a Cork,
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a Lisboa...
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y a Gibraltar.
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Pero nunca fui a las Indias occidentales.
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Como sabe, Sra. Musgrove, a Bermuda y Bahamas
no las llamamos Indias Occidentales.
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No creo que mamá las haya llamado
nada en toda su vida, Sra. Croft.
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Pero, ¿nunca enfermó usted, Sra. Croft?.
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No.
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La única vez que yo imaginé que podía sentirme mal,