Michael Collins
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Pasaporte. Eres Harry Clyne
hasta que llegues ahí.

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Esto es un acta de nacimiento,
dinero y otras cositas.

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Aquí tienes.
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Gracias, Mick.
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¡El desgraciado! ¡No puedo
arreglarme sin ti! ¡Se lo dije!

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¿Por qué crees que me eligió?
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Le asusta dejarnos juntos.
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Podríamos lograr la República
de la que él habla al mundo.

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No lo sé.
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Traen hombres de Belfast al Castillo.
Las cosas se pondrán nefastas.

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Peor de lo que nos imaginamos.
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No dejes que se te acerquen, ¿me oyes?
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No dejes que se te acerquen.
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No se imaginan un pistolero en
un traje de rayas en bicicleta.

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Al carajo. Ha resultado hasta ahora.
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Esperemos que siga mi suerte
y las ruedas no se tuerzan.

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-¿Vienes al tren?
-Ahí estaré.

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Podrás saludar a alguien.
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¿Ah, sí? Me pregunto quién puede ser.
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Necesita que la cuiden en mi ausencia.
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-Me abandona, Mick.
-Creí que me abandonaba a mí.

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Cállense los dos. No abandono a nadie.
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¿Todas las mujeres en
EE. UU. usan pantalones?

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Sí. Mujeres desvergonzadas,
eso son todas.

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¿Se enteraron?
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Se ha visto una mariposa en West Clare.
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Sus alas son verdes,
blancas y amarillas.

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Dicen que es una señal.
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Patrañas.
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-Créeme.
-¿Sabes qué pasa con las mariposas?

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-¿Qué?
-Sólo duran un día.

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Pero qué día, Mick.
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-Este está vacío.
-Qué día.


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