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Es el día del juicio para Bassiano.
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Su amada perderá la lengua.
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Tus hijos le arrebatarán su castidad
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y lavarán sus manos
en la sangre de Bassiano.
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¿ Ves esta carta?
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Que el rey se entere
del siniestro complot.
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No preguntes más. Nos espían.
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- Mi dulce moro, más dulce que la vida.
- No, mi reina. Viene Bassiano.
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Sé dura con él. Yo iré por tus hijos
dondequiera estén.
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¿ Quién está aquí?
¿La emperatriz de Roma sin su séquito?
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¿O acaso es Diana,
vestida como ella...
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...que ha venido
a presenciar la cacería?
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lnsolente espía de mis pasos.
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Si tuviera los poderes de Diana,
tu frente llevaría cuernos
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como los de Acteón. Y los perros
se encargarían de tu cuerpo
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por grosero y descortés.
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Sin embargo, emperatriz,
parece que sí sabes otorgar cuernos
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y también parece que tu moro
y tú traman experiencias.
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Que Júpiter proteja
a tu esposo de los perros.
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- Ojalá no lo confundan con un ciervo.
- ¿ Qué haces aquí sin tu séquito?
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¿Por qué has desmontado de tu corcel...
y vagas por senderos apartados...
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junto a un moro bárbaro
si no te guían deseos impuros?
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No es raro que acuses a mi esposo
al ver interrumpidos tus juegos.